Esta duda nace sobre todo de las tasas económicas que algunos centros imponen a los estudiantes para poder asistir a una gala de graduación.
Nos acercamos al tramo final del curso académico 2023-2024, y en fechas próximas se podrá vivir las ya habituales graduaciones que suelen organizar algunos centros para cerrar los ciclos de formación de sus estudiantes. Esta actividad que en principio es buena iniciativa se está viendo mermada por algunas razones ajenas a su esencia.
Si analizamos la definición de lo que es graduarse, nos damos cuenta de que no coincide mucho con la manera en la que se está llevando a cabo en algunos centros educativos de Guinea Ecuatorial.
Una graduación es la ceremonia de clausura de un ciclo formativo y sirve de reconocimiento a los estudiantes que han completado los requisitos académicos de un plan de estudios y por lo tanto, se han hecho merecedores del título académico que otorga la institución de enseñanza donde lo han desarrollado. Este acto suele incluir ceremonias y festejos. La atención está sobretodo en la entrega de títulos, diplomas o certificados.
Ahora bien, La Ley de Educación de Guinea Ecuatorial en su artículo 28 textualmente dice, “los alumnos que terminen satisfactoriamente los estudios de la ESBA, recibirán del Ministerio de Educación, Ciencia y Deportes el título de Grado de la ESBA”. Y el artículo 30 dice: “al término del Bachillerato, los alumnos que hubiesen realizado satisfactoriamente los estudios se les otorgará por el Ministerio de Educación, Ciencia y Deporte el título de graduado de Educación Secundaria General.
En Base a eso y a la definición de una graduación, solo los estudiantes aptos en el último nivel de un ciclo pueden obtener certificados, por lo que son los que deberían participar como actores en la graduación.
Lamentablemente en nuestro contexto algunas escuelas priorizan más el certificado de reconocimiento del mismo centro, eso por intereses económicos dejando en segundo lugar la certificación del departamento tutor. Aunque la ley no recoge los montos para la obtención de certificados, estos son establecidos por el ministerio de educación.
Uno de los aspectos curiosos en las graduaciones actuales en varios centros educativos es, la obligación que imponen a todos los estudiantes de someterse a la graduación, y a obtener la certificación del centro, posiblemente para hacer dinero. Otro aspecto importante es que la mayoría de estas actividades se realizan en momentos previos a la entrega de notas finales, algo que podría conmover indirectamente a los estudiantes a participar en ellas, lo que nos hace preguntar: ¿cómo se gradúa un estudiante antes de recibir sus notas?, ¿En caso de que no supere el curso, estará obligado a participar en otra segunda graduación en el año escolar siguiente?.
Lo más alarmante de esta situación son las tasas económicas que deben pagar los estudiantes para tener acceso a la graduación, somos conscientes de que esta actividad incluye ceremonias para marcar el momento, pero es que el costo total no termina de gustar a algunos padres y tutores, sobre todo porque en el momento de la matrícula eso no viene contemplado.
Entre el alquiler de la toga, el pago del certificado entre otras cosas los precios mínimos son de 20.000 XAF, cifras que pagan algunos padres sin apenas conocer con certeza si su hijo superará el curso.
Se podría determinar que los centros educativos buscan manera de que en las graduaciones haya más estudiantes para incrementar el ingreso económico y por ello siempre se realizan en la vuelta de la esquina del cierre del años escolar.
En todo caso, la reflexion ante esta situación es la que obliga a que nos preguntemos ¿si las graduaciones son una forma de hacer dinero para los centros educativos?.